Algunos sectores empresariales llevan a cabo las operaciones sin tener en cuenta que sus resultados dependen de activos financieros cotizados. Y no es que no lo sepan, porque lo saben de sobra; la cuestión es que la filosofía de gestión que siguen no lo contempla.
Dicho de otro modo: la mayor parte de las empresas “asumen” el hecho de que si el gasoil , el gas natural, la soja, el maíz, el cereal, etc. suben o bajan de precio un 20%, esto se trata de un “imponderable” que no se puede gestionar.
-¿Pero cómo puede un gestor asumir algo así para este caso, cuando se estrujan los sesos para ser super-eficientes en otras áreas de la empresa?
Principalmente por 3 motivos:
-El primero debido a que se centran en mejorar aquellas áreas de la empresa que dominan y les son más familiares, con las que se sienten más cómodos (los activos cotizados no tienen nada que ver con sus capacidades y competencias)
-El segundo por el erróneo y reconfortante pensamiento de que sus competidores tampoco lo gestionan.
-Y el tercero porque piensan equivocadamente que se trata de cuestiones azarosas/aleatorias (en lugar de técnicas y probabilísticas), y que por ese motivo nadie puede gestionarlas.
-¿Qué les sucede entonces a estas empresas?
Que están sujetas a los vaivenes de las cotizaciones, sin posibilidad ni herramientas para gestionar el enorme impacto que les supone en sus costes de explotación.
Sucede en sectores que se aprovisionan por ejemplo de gasoil (transporte), gas natural (industria), soja y maíz (pienso animal), cereal (harinas), y un largo etc. Se trata de aprovisionamientos que están sujetos a vaivenes especulativos, o a expectativas financieras que nada tienen que ver con el buen desarrollo de las operaciones de la empresa.
-¿Es perjudicial que no sean proactivos en gestionar estas circunstancias?
Por un lado, como el 90% de sus competidores tampoco lo gestiona “todavía”, a nivel de competencia no les afectará mucho, aunque la tendencia financiera está cambiando.
Por otro lado, de haberlo gestionado podrían haber reducido mucho sus costes de explotación, y por lo tanto haber obtenido mucho más beneficio como empresa.
¿Y si ponemos 2 ejemplos?
Sector del transporte: suelen cerrar precios con sus clientes para todo el año (ingresos prácticamente inamovibles) y sin embargo sus costes suben o bajan en función de los precios del gasoil.
Sector de fabricación de piensos o de cría de porcino o avícola: sus precios de venta son difícilmente gestionables respecto a lo que les paga el mercado. Sin embargo, sus costes fluctúan mucho en función del precio de la soja o el maíz.
Se trata de sectores que subirían un gran peldaño de competitividad, y obtendrían más beneficios, si gestionasen los precios presentes y futuros de sus aprovisionamientos proactivamente, con una filosofía de “activos financieros cotizados.