Cuando iniciamos nuestra actividad, e incluso cuando comenzamos a desarrollar nuestro modelo de servicio hace casi cinco años, no podíamos imaginar que el “compliance” iba a ser uno de los principales motivos que interesasen a los Director financieros, CFO y Tesoreros.
Nuestra propuesta de valor en los inicios se sustentaba en ayudar a analizar cuál era la mejor forma de gestionar el riesgo, aportar nuestros conocimientos, y tratar de ayudar a mejorar los márgenes.
Esto último especialmente, mejorar la cuenta de explotación, era lo que se percibía más tangible e interesante ante profesionales acostumbrados a realizar cálculos y tomar decisiones entorno a estos.
Sin embargo, los años “horríbilis” que han padecido algunas compañías con las divisas, la falta de medición y control de variables críticas que dejan en evidencia el vacío de éste área, o la simple anticipación para evitar ser responsables de problemas con los que no deberían cargar ha fomentado la contratación de especialistas tanto en plantilla como externos.
Es un hecho incuestionable que las compañías de tamaño medio, e incluso algunas muy grandes, no cuentan con perfiles profesionales que reúnan capacitaciones técnicas o experiencias variadas en gestionar el riesgo de activos financieros cotizados (eso es lo que son las divisas) Esto propicia que los D. financieros, Cfo, o los Tesoreros hayan tenido que responsabilizarse de esta área tan exótica y ajena al core de sus capacidades técnicas y experiencia curricular.
La mayor parte de ellos no pone objeción ya que culturalmente siempre han sido los encargados de esta área. Hasta el año “horríbilis” cuando llega.
Más tarde o más temprano muchas compañías se encuentran frente a un año “horríbilis” con sus divisas que les causa una buena “fractura”. Les casusa muy malos resultados, pero también una gran presión, fuerte extrés y grandes pérdidas de energía. ¿A las compañías? No. El que lo sufre es el responsable de éste área.
Desde nuestra ya amplia experiencia en empresas concretas y sectores específicos recomendamos a los D. Financieros, CFO y Tesoreros lo siguiente:
1º) Plantear y argumentar (es muy sencillo) que ellos cuentan con conocimientos técnicos y experiencia en gestión de tesorería, financiación, análisis de inversiones, contabilidad, auditoría, y un largo etc. pero no tienen porque tenerla en gestión de activos cotizados. Hemos comprobado como esta mezcla de honestidad y proactividad está muy bien valorada ya que transmite mucha seguridad y confianza “a los de arriba”.
2º) Proponer la posibilidad de analizar el coste/beneficio de incorporar a un especialista en plantilla o externo. Muchas otras áreas de la empresa cuentan con profesionales especializados, tanto internos como externos, e incluso en ocasiones de los dos tipos (márketing, producción, calidad, jurídico, etc.)
3º) Muy importante: Que sea el D. general, el gerente, el consejo o el comité de control quien apruebe dar este paso de mutuo acuerdo. En este momento la responsabilidad queda repartida, y el D. Financiero pasa a controlar/supervisar el funcionamiento del riesgo de divisas, pero no carga con la responsabilidad.
4º) Tras esto, recomendamos establecer un protocolo de trabajo muy específico con las divisas para que no haya sorpresas de ningún tipo y que la transparencia sea absoluta.